LESIONES COMUNES EN UN BAILARIN
Introducciòn
La razòn por la que he disidido publicar este articulo es porque a lo largo de este semestre hubo un alto porcentaje de lesionados en el grupo. Creo que como en todo la informaciòn es fundamental para la prevenciòn y para crear una conciencia coorporal.
Hemos visto la mayoria de los huesos y mùsculos ahora nos daremos cuenta de como escuchar las necesidades de nuestro cuerpo.
La danza clasica o contemporanea es una actividad física combinada. A la suma
de movimientos musculares y palancas articulares se le agrega la plasticidad
para realizarlas, la estética y todo el talento que poseen los ejecutantes de
dicho movimientos. Pero, además, todo esto debe estar encuadrado dentro de una
coreografía estricta y al compás de una línea musical inalterable. Se está en
presencia entonces, de vigorosos deportistas sometidos a una melodía que les
marca el ritmo de su gasto de energías.
Lamentablemente la danza es un arte muy competitivo y
el espíritu de sobresalir lleva a veces a sacrificar posibilidades futuras de
alcanzar performances distinguidas. Por ejemplo, no tendrá que existir ningún
motivo para arriesgarse a lesiones, durante un ensayo, pero es allí donde
ocurren la mayoría de las lesiones.
Si a un bailarín se le indica una tarea ajustada a una
coreografía, la tendencia natural es repetirla hasta que no pueda más. Esto es
un error. Primero que está desafiando sus propios limites, después
probablemente está convencido que es la última y más dificultosa repetición la
que le deparará mayor beneficio. Pero por la minúscula ganancia que pueda
obtener de esa última repetición, estará arriesgando todo lo obtenido en su
condicionamiento anterior.
También existe el bailarín ocasional, aquel que solo
toma clases esporádicamente. Este tiene habitualmente el ardiente espíritu
atlético pero carece de la preparación del cuerpo que soportará los estrés y
exigencias como lo hace aquél que integra un elenco entrenado. La esencia de su
espíritu amateur es una invitación a las lesiones traumáticas. Éstas pueden no
ocurrir si se es prudente, y la esencia de la prudencia es fijarse el grado de
actividad que esté dentro de la capacidad de uno mismo.
Otra de las indicaciones es que después de una
temporada de varias presentaciones y de un intervalo de descanso, se comience
con un programa de desarrollo físico al 80 % de su capacidad, no importa a qué
ritmo estuvieron bailando cuando terminó la última temporada. Cuando se
encuentra fuera de forma no es tan importante qué ejercicios ejecutan ni el
modo como los realizan, mientras pongan en tensión sus músculos y estimulen a
las fibras cardiacas. Cuando se encuentren en forma, si la actividad que tienen
asignada les exige mucho, dediquen por lo menos cuatro semanas a trabajos de
resistencia, como puede ser tomar clases, combinadas con trabajos aeróbicos,
almohadillando de esta forma los metatarsos.
Cuando se toma clase con maestros que trabajan con
otro estilo y con otra metodología al que se estaba acostumbrado, se está
poniendo una nueva exigencia a los músculos, articulaciones y ligamentos. Los
mismos tienen que volver a ser desarrollados progresivamente en el nuevo
estilo.
Aprender a distinguir el cansancio de la fatiga es muy
importante. El cansancio es aburrimiento y nada más. Proviene de la depresión
producida cuando el trabajo es intenso y ya no se traduce en progresos marcados
o no consigue hacerlo sobresalir del resto de sus colegas. En cambio, la fatiga
viene acompañada de contracturas musculares como consecuencia de un depósito de
ácido láctico en las fibras que componen el músculo, que luego se traducirán en
dolor. Este es el punto final de la suma de esfuerzos intensos. Una vez
familiarizado con él, usted le dará la bienvenida por que lo reconoce como el
signo que le indica que esta desempeñándose cerca del límite de la lesión.
Cualquier incapacidad preexistente o frecuente puede
ser indicación de una anormalidad u otro problema que debe ser examinado por un
médico especialista. Muchas lesiones pueden ser evitadas o minimizadas si se
está bien informado y se aplica el buen sentido. Es imposible, desde ya, evitar
saltos, detenciones bruscas, distensiones musculares importantes y aun seguir
bailando bien, pero para evitar lesiones hay que adoptar precauciones sensatas,
bailando todo lo bien que se pueda, dentro de los límites impuestos por el
estado físico.
Recordar que el descanso prolongado debido a lesiones,
significa una pérdida de aptitud y un largo periodo de reacondicionamiento,
cosa que en el bailarín, es una ventaja que "no se puede dar".
Esguince
Distensión de los ligamentos de una articulación; a
menudo con rotura de los tejidos pero sin luxación (dislocación). Los esguinces
se producen con más frecuencia en el tobillo, rodilla, y muñeca y se
caracterizan por dolor, inflamación y dificultad para movilizar la articulación
afectada.
En los esguinces leves de tobillo los ligamentos sólo
se distienden o sufren un ligero desgarro, en casos más graves pueden romperse.
Es la consecuencia de una acción indirecta que sufre
el pie y éste la trasmite a la articulación del tobillo. Generalmente se
produce cuando se realizan ejercicios de flexoextensión del pie en saltos,
cuando la musculatura responsable de los movimientos no fue lo suficientemente
precalentada. También ocurre al final de una tarea muy exigente por fatiga de
esos mismos músculos o intoxicación con ácido láctico. Cuando ocurre el esguince,
"el pie no se siente". Esto es una forma de calambre por espasmo
traumático de las arterias que aportan oxígeno a los tejidos y de las venas que
eliminan sus toxinas o ácido láctico.
Todo ello en tobillos anatómicamente normales, pero
también engrosa la estadística el esguince producido por defectos posturales o
pies valgos , cuando necesitan saltar y caer con los pies en la máxima rotación
externa y no logran superar la tendencia a la pronación del antepié.
El trabajo a la punta o media punta debe ser realizado
luego de una buena preparación previa de todos los elementos constitutivos del
pie, pues si no ocasionará esguinces por mala práctica o defectos de técnica.
Ciatalgia
Es la irritación del nervio ciático formado éste por
la reunión de las ramas anteriores de los dos últimos nervios lumbares y de los
tres primeros sacros.
Debemos diferenciar la ciatalgia pura de la lumbalgia;
generalmente el mecanismo de acción es el mismo en ambas patologías. En el
ballet fueron divididas en dos grupos:
- Ciatalgia por mala técnica. Se producen cuando el bailarín no coloca bien su brazo para sostener a su parteneire o cuando ésta no coloca su cuerpo correctamente para evitar la lesión de su compañero.
Se observa dolor lumbar de tal forma que el paciente
se acuesta y flexiona sus muslos sobre la pelvis, en típica posición fetal para
evitarlo.
- Ciatalgias por sobrecarga. Debidas a los microtraumatismos que se producen en la suma de saltos y caídas, especialmente sobre los pies en rotación externa y con las rodillas en hiperextensión.
Esta ciatalgia se origina por la suma de impactos que
reciben en cada caída, las vértebras 4ta. y 5ta.lumbar, comprimiendo el disco
que existe entre ellas. Esta suma de microtraumatismos, así llamados por no ser
intensos, en la sumatoria durante la vida de un bailarín, que producen los
trastornos degenerativos discales de la columna lumbosacra. Hay que recordar
que el disco es de tejido cartilaginoso y consta de un núcleo pulposo muy
deformable, y de un anillo fibroso muy elástico, siendo éste el que soporta más
los choques y tensiones que sufre la región.
El impacto que reciben ambos miembros inferiores
durante mucho tiempo comienza a degenerar el núcleo pulposo y la parte
posterior del anillo fibroso. Al progresar la lesión, el material discal se
hernia hacia atrás en el conducto raquídeo comprimiendo las fibras nerviosas
provocando inflamación y dolor intenso.
La ciatalgia es unilateral (un solo lado), con dolor
en la cara posterior del muslo, cara anterior de la pierna y dorso del pie. Es
por ello que el bailarín pierde fuerza en el salto y en la caída, su metatarso
no lo contiene y refiere sensación de pérdida del equilibrio.
Es un dolor a nivel del metatarso que puede ser difuso
o puntiforme con sensación quemante y que aumenta al caminar sobre un terreno
desnivelado en la vida diaria. Específicamente durante la danza se agudiza en
la caída; luego de un salto apoyando sobre el metatarso. Las cabezas de los
metatarsianos forman una concavidad que mira al piso; ese es el arco del pie.
Esta concavidad es como consecuencia de que el apoyo correcto de un pie es un
trípode constituido por el apoyo del primer metatarsiano, del quinto y del
calcáneo.
Por lo tanto las cabezas del 2do, 3ro, y 4to
metatarsianos no apoyan, y determinan esa concavidad. Existen tres tipos de pie
de acuerdo con la disposición de los metatarsianos:
Pie egipcio, primer metatarsiano más largo que el
segundo. En el pie egipcio, al predominar la longitud del primer matatarsiano
puede ocasionar un aumento de presión en el apoyo ánterointerno del pie, lo
cual hace que el peso del cuerpo caiga más sobre los huesos sesamoideos con la
sesamoiditis simple correspondiente al exceso de apoyo.
Pie griego, segundo metatarsiano más largo que el
primero. El pie griego con el segundo metatarsiano más largo que el primero,
ocasiona el pie plano transverso con metatarsalgia de apoyo, hiperqueratosis
plantar (callosidad dolorosa.) y segundo dedo en garra (o dedo
"martillo"), por chocar con la puntera de los calzados.
Pie cuadrado, primer metatarsiano igual al segundo. En
el pie cuadrado, con los primeros y segundos metatarsianos nivelados, están
dadas las condiciones para un apoyo armónico e indoloro.
Cervico-braquial
Irritación o inflamación del plexo braquial (plexo:
del latín plexus , tejido, entrelazado).
El plexo braquial es una red de nervios que va desde
la columna espinal en el cuello hasta los dedos de la mano. La forma más leve
de esta lesión es cuando se han estirado los nervios. Cuando se rasgan (rompen)
o se sacan los nervios de su "enchufe espinal" (avulsión), la
intervención quirúrgica puede ser la única esperanza de recuperar la función
del brazo.
La columna cervical compuesta por 7 vértebras, tiene
en su primera vértebra el apoyo del cráneo. De característica muy flexible, es
débil, pues los elementos óseos que la componen no tienen solidez ni reparo
muscular. De allí que las pueden afectar movimientos bruscos en flexoextensión
del cuello. El bailarín, al levantar a su parteneire con los brazos en
extensión, sus músculos trapecios del cuello están soportando una carga
importante.
Si por error de técnica o desequilibrio entre el
bailarín y su parteneire, el bailarín realiza un movimiento del cuello
desarticulado, es decir contrae algunos músculos y relaja otros, se produce el
esguince intervertebral que va desde el simple dolor articular hasta la
tortícolis cervical por espasmo de la musculatura lesionada.
Luego si alguna estructura ligamentosa, en especial el
ligamento vertebral posterior que está en contacto con la médula, sufriera una
distensión tal, que de inmediato pinza la raíz nerviosa correspondiente, queda
decretada la cérvico-braquialgia.
La sintomatología en estos casos es una sensación de
electricidad en uno o ambos miembros superiores, dolor y limitación de
movimientos.
Bursitis
Es la inflamación de la bolsa serosa. En el caso de la
rodilla, existen a su alrededor o en sus inmediaciones cierto número de bolsas
serosas. Todas cumplen la función de evitar la fricción entre los tendones y su
inserción ósea, en cada movimiento que produce la rodilla en la flexoextensión
y rotación. O bien actúan como muelle en traumatismos directos de la rodilla.
Las dos más frecuentes en el ballet, son la bursistis prerotuliana y la
bursitis de la pata de ganso.
Bursitis por fricción . Esto ocurre como consecuencia
de la suma de movimientos en la flexoextensión de la rodilla, en coreografías
que así lo exigen, por ejemplo, en los bailes rusos gif.
Se debe a que la bursa está presente en medio del
tendón rotuliano y el tejido celular subcutáneo.
Si bien aquí no existen traumatismos directos, la
fricción, especialmente en la máxima flexión de rodilla, irrita la bursa
desencadenando una bursitis por fricción, que no alcanza, en tamaño, a ser como
las tumefacciones de la anterior, pero, igualmente, en la palpación despierta
dolor.
- Bursitis de la pata de ganso. El mismo mecanismo de acción de los descriptos ocurre en la bursitis de la pata de ganso, cuya bolsa se ubica entre la cara interna de la tibia y los tres tendones reunidos de los músculos sartorio, semitendinoso y recto interno, que forman la pata de ganso.
Desgarro de la aponeurosis plantar
La aponeurosis plantar, como todas las aponeurosis o
facias, son un conjunto de membranas fibrosas que envuelven a los músculos y
cuya misión consiste en oponerse a su desplazamiento lateral siempre que se
contraen.
Tienen la forma de membranas blanquecinas que
adquieren algunas veces un aspecto nacarado.
La aponeurosis plantar es poco flexible y adquiere un
grosor importante en el bailarín debido a la movilidad que éste le exige a la
musculatura de la planta y a la fricción que soporta.
Por lo tanto, la aponeurosis plantar tiene un grosor y
una fuerza proporcional a la fuerza y a la resistencia de los músculos que
envuelven.
La planta del pie ofrece dos aponeurosis, una
superficial y una profunda.
Para el ballet la aponeurosis superficial es la más
importante y, de acuerdo con su constitución, su parte media es la más
laboriosa, pues adopta una forma triangular gruesa y muy resistente cuyo
vértice es el calcáneo y cuya base está en relación con los dedos. Con el
correr de los años en el trabajo de la danza, este triángulo aponeurótico
alcanzará la forma de un ligamento resistente, nacarado, que por detrás de las
cabezas de los metatarsianos se dividen en 5 cintas divergentes, una para cada
dedo.
Es precisamente en el metatarso donde se originan
frecuentemente los desgarros aponeuróticos. Generalmente el bailarín siente
durante varios días unas molestias dolorosas al despegar su talón del piso e
intentar ir a la media punta. Luego, con el transcurso de los días se produce
el desgarro, si antes no hubiera iniciado un tratamiento médico. En el momento
del desgarro el paciente suele escuchar un chasquido por la lesión de la cuerda
tensora, inclusive si lo pueden escuchar los compañeros que están cerca de él.
Al revés de otras lesiones similares, el desgarro tendinoso suele terminar con
aquel dolor pertinaz que molestaba durante el ejercicio, pues las fibras aponeuróticas
tensas y dolorosas se han liberado como se haría en el acto quirúrgico,
solamente que esto se obtuvo por vía natural. Puede aparecer un hematoma
plantar sin importancia para el desplazamiento cotidiano y con fisioterapia más
pocos días de tratamiento, el bailarín vuelve al trabajo sin secuelas.
Sesamoiditis
Los sesamoideos son unos huesitos cortos, redondos,
pequeños, que se desarrollan junto a determinadas articulaciones del pie.
Su nombre deriva del griego "semillas del
sésamo", con las cuales se los había comparado pero, sin embargo, es de
advertir que esta comparación está muy poco justificada porque los huesitos en
cuestión, tienen muy remota semejanza con las semillas del sésamo.
Existen sesamoideos periarticulares y sesamoideos
intratendinosos. Los sesamoideos que nos ocupan, son los metatarsofalángicos
del dedo gordo o hallux, periarticulares constantes, en número de dos, uno
interno y otro externo. Ambos viven en el espesor de dicha articulación
fibrocartilaginosa del dedo gordo, y labran en la cabeza del primer
metatarsiano dos surcos de dirección ánteroposterior. Cada uno de estos surcos
reviste la forma de una pequeña polea por la cual se desliza el sesamoideo
correspondiente, cada vez que el bailarín va a la media punta o a la punta.
La sesamoiditis es otro típico caso de suma de
microtraumatismos, por la continua fricción que soportan en cada flexoextensión
del dedo con respecto al primer metatarsiano, más la fricción que reciben por
el piso que desencadena dicha patología.
Otra causa de sesamoiditis son las producidas por
fracturas de uno de ellos, debido a la suma de caídas en media punta.
Tendinitis de Aquiles
En danza son muchas las posiciones en las que se
coloca el pie en rotación externa sin levantar el talón y carga su fuerza en el
Aquiles. Esto provoca microtraumatismos, y la suma de éstos desencadenan las
tendinitis. Es una afección repetitiva y temida pues frecuentemente es la
antesala de la ruptura del tendón ; cada episodio de dolor son miofribillas que
se rompen, por lo cual la suma de episodios lleva a esta ruptura. La reparación
suele ser estrictamente quirúrgica.
Puede surgir luego de comenzar un trabajo sin haber
elongado correctamente; por ello se deja para el final de la clase, todo lo que
sean ejercicios con pequeños o grandes saltos.
Muchas tendinitis aquileanas se detectan en personas
que presentaban alteraciones en la estática de su pie. En el pie valgo, el
tendón trabaja en deseje realizando con el eje del calcáneo, visto de atrás, un
ángulo abierto hacia afuera que alcanza de 20 a 25º, cuando lo normal en el
valgo fisiológico que todos tenemos es de 5º.
El pie cavo produce tendinitis por acortamiento del
tendón, por lo tanto, los ejercicios sin elevar el talón, desencadenan el dolor
y la limitación del movimiento.
La mujer, al usar un taco mediano en su calzado de
calle, relaja al tendón y lo descansa para la tarea del próximo día.
Recordemos que el tendón de Aquiles no tiene vaina
propia que lo recubra, por lo tanto, éste será otro signo de fragilidad frente
a los microtraumatismos a repetición. La sintomatología más frecuente es el
dolor al tratar de elevarse del piso, con calor y rubor en la zona de inserción
en el calcáneo.
Luego del diagnóstico precoz debe iniciarse un
tratamiento muy riguroso que suele evolucionar rápidamente. Pero en algunos
casos, el dolor ataca nuevamente por sorpresa, considerándose a la tendinitis
aquileana una patología traidora en su evolución pues, al revés de otras
afecciones, calma al iniciar el trabajo, pero cautelosamente va aumentando la
posibilidad de una lesión mayor.
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